El pasado 25 de junio de 2018 se llegó a un principio de Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) que abarcaría desde este mismo año y hasta el 2020. Un acuerdo firmado por CEOE, CEPYME, CCOO y UGT.
El acuerdo, muy celebrado por los agentes sociales, sirve como hoja de ruta de los diferentes sectores y empresas a la hora de la negociación de los diferentes convenios. Dicho de otra manera, podríamos decir que el AENC marca tendencia en las próximas negociaciones de convenio.
Que marque tendencia no quiere decir que sea de obligado cumplimiento; y es aquí donde las centrales sindicales cometen un grave error. Comisiones Obreras salía de su último congreso, hace ya un año, reivindicando la necesidad de recuperar un sindicato a la ofensiva, un sindicato que fortaleciera su pata sociopolítica y que pusiera en la agenda social las prioridades de la clase obrera en temas de salarios, precariedad, servicios públicos, igualdad o pensiones.
Sin embargo, nos encontramos hoy con un AENC que pide un incremento salarial de en torno al 2% fijo más un 1% variable, si bien es cierto que instan a establecer un salario mínimo en convenio de 14.000€ anuales, lo que haría crecer los salarios más bajos, aunque hay que recordar que el acuerdo no cubre a las trabajadoras que no tiene un convenio, como le pasa a buena parte de la juventud trabajadora. A esta medida estrella le acompañan algunas más tibias que procuran establecer revisiones salariales, reforzar levemente la negociación colectiva, o modificar el artículo 42 del Estatuto de los Trabajadores para garantizar las condiciones laborales en los procesos de descentralización productiva, es decir, controlar las externalizaciones.
hay que recordar que el acuerdo no cubre a las trabajadoras que no tiene un convenio, como le pasa a buena parte de la juventud trabajadora
Pero como hemos dicho antes, no es de obligado cumplimiento, por lo que firmar un AENC a la vez que se desactiva la movilización social supone un error estratégico que tendrá sus consecuencias en las próximas negociaciones de convenios colectivos o de empresa. Cuando las centrales sindicales cancelaron las concentraciones del 16 de junio, bien porque le querían dar una oportunidad al nuevo gobierno, bien porque se acercaba el acuerdo del que hablamos; cortaban con un ciclo de movilización que se iniciaba a finales del año pasado con las pensiones, continuaba con la lucha feminista y empezaba a poner encima de la mesa la cuestión laboral con las movilizaciones del pasado 22 de mayo.
Si no se derogan las dos últimas reformas laborales (las del PPSOE) el poder de la negociación colectiva continúa bajo mínimos, de tal forma que la patronal seguirá en clara ventaja frente a los sindicatos, situación que sólo es reversible teniendo recuperando el binomio negociación- movilización, y no sólo a través de la negociación. Sin un músculo que ejerza presión, la subida salarial del dos más uno será la subida salarial de en torno al dos, con una cláusula de revisión salarial que con suerte te permita no perder poder adquisitivo. ¿Subir a 14.000€ el salario mínimo de cada convenio? Veremos al final del año cuántas empresas adquieren ese compromiso.
Y todavía podemos profundizar más porque, ¿qué pasará con el resto de cuestiones centrales que se quedan fuera de la AENC?, ¿qué pasará con la temporalidad que afecta tanto a la juventud, con la parcialidad que afecta tanto a la mujer, o con las migrantes que no tienen un convenio que les proteja? Firmar un tímido acuerdo no nos puede costar la movilización, la presión social, el músculo que empuja cada negociación colectiva, cada acuerdo con la patronal o cada reforma del gobierno.
Solo trabajando desde la movilización social, reactivando las calles a través de las mujeres, las mayores y las jóvenes, vamos a poder arrancar de las garras de la patronal los acuerdos y las negociaciones que más favorezcan a la clase trabajadora. Movilización para mejorar las condiciones materiales de la clase obrera. Movilización para lanzar al sindicato a la ofensiva.