VER: La Comuna de París y su significado político para el marxismo
La Comuna de París duró setenta y cuatro días, los suficientes para fijar en la Historia contemporánea el papel del proletariado. Cuando, el 28 de marzo de 1871, se proclamó la Comuna, el proletariado francés se convertía en autor de una de las páginas más inolvidables de la historia de la Humanidad. “Prestos a asaltar el cielo”, diría Marx, resaltando la magnitud de la contribución de la Comuna a deshacer el nudo de la cuestión del poder política, de la cuestión del Estado.
De hecho, la Comuna marcaría el nacimiento de una nueva y desconocida forma de democracia dirigida por el primer gobierno obrero de la Historia. Nada mas natural, por tanto, que un “Estado de nuevo tipo” quisiese ser el punto de partida, asimismo, para la construcción de un arte de nuevo tipo, en nuevos entusiasmos capaces de construir una nueva idea de futuro que ha llegado hasta nosostros y que nos sobrevivirá.
La Comuna de París, cuna de La Internacional.
El gobierno de la Comuna se moviliza en todos los frentes. Decreta el control de los lugares de trabajo por los trabajadores, pero también la abolición de la pena de muerte, el fin del reclutamiento militar, la separación entre Iglesia y Estado, los derechos de las mujeres, las bases de la seguridad social y de un régimen de pensiones, el derecho de todos al arte y la cultura.
A principios de abril de 1871, cerca de medio millar de artistas se reúnen en el anfiteatro de la Escuela de Medicina de París, aprueban un Manifiesto comprometido con «promover la reconstitución del estado moral de París y la restauración de las Artes», y eligen la Comisión Federal de Artistas. Preside la asamblea el gran pintor Gustave Courbet, que tiene a su lado a Eugène Pottier, poeta y autor de la letra de La Internacional.
Fiel a la Comuna hasta el fin, Pottier participa en los enfrentamientos de la Semana Sangrienta, que culminarán con el asesinato en masa de los comuneros. El poeta revolucionario consigue escapar de los pelotones de fusilamiento del ejército de Versalles y, escondido en París, escribe el poema de La Internacional. Condenado a muerte, el 17 de mayo de 1873 se exilia en los EE.UU., regresando a Francia en 1880, amnistiado.
El poema de La Internacional se publica por primera vez en 1887 por iniciativa de los amigos de Pottier, en una edición de los Cantos Revolucionarios del poeta. El obrero y músico de origen belga Pierre Degeyter le pondrá música en 1888 (solo un año antes de la declaración del 1º de Mayo como Día Internacional de los Trabajadores) ´. Viviendo inquieto en las páginas de los libros en los que estaba impreso, el poema de Pottier redobló su vigor gracias a la melodía con la que Degeyter lo dio a conocer, en las voces del Coro de Lira de los Trabajadores de Lille. La partitura de La Internacional se publicó al año siguiente y la canción se consolidó rápidamente como elemento movilizador de la lucha de los trabajadores.
El himno de todos los pueblos.
Las palabras internacionalistas “C’est la lutte finale / Groupons-nous et demain / L’Internationale / Sera le genre humain” pronto serían también “Время битвы настало / Все сплотимся на бой. / В Интернационале / Сольётся род людской!”, “Agrupémonos todos / en la lucha final. / El género humano / es La Internacional”, lema en todos los idiomas de la Tierra en los que los trabajadores necesiten dar voz, palabra y melodía a la lucha emancipadora.
La Internacional fue himno de la Segunda y Tercera Internacional, de la Rusia socialista, es el himno de la casi totalidad de los partidos comunistas y obreros de los cuatro puntos cardinales. Cantar La Internacionalfue y sigue siendo motivo de persecución y privación de la libertad en este tiempo de agudización de la lucha de clases a escala mundial.
Nacida para expresar la naturaleza revolucionaria de la clase trabajadora, ya las heridas de la Comuna de París soñaban con otros “asaltos a los cielos”, La Internacional es la canción con la que la humanidad canta al unísono, tal y como Lenin la describió: “traducida a todas las lenguas europeas y no europeas, en cualquier país en el que se encuentre un trabajador con conciencia de clase, donde sea que cumpla su destino, aunque se sienta desplazado, sin idioma, sin conocidos, lejos de su patria, podrá encontrar camaradas y amigos en el canto conjunto de La Internacional”.
Artículo publicado en el nº2446 del Avante!, escrito por Manuel Pires da Rocha
Traducido para Agitación por Thomas G.