Estudantes en Movemento Galiza
El proyecto de universidad privada de Abanca continúa con el beneplácito de las distintas administraciones, mientras que en la enseñanza pública se impone un férreo control a la oferta de grados. Así como se da un infrafinanciamiento del sistema público, en el caso de la universidad privada todo son facilidades y acuerdos. Cabe a estas alturas echar una mirada atrás y buscar de dónde proviene el conglomerado que hoy forma Abanca, una firma que en cuestión de un lustro pasó a controlar los ahorros de gallegas y gallegos. Destinando lo que en otra época representaba una importante obra social a la creación de una universidad privada.
Tras el estallido de la crisis de 2008 se hizo patente la extrema debilidad de un sistema bancario alimentado por la burbuja inmobiliaria; la realidad chocó con los inflados números de bancos y cajas. En ambos casos se siguió una política de fusión sin criterios definidos, además de una importante lluvia de millones destinados a salvar el negocio de las principales entidades privadas. En el caso particular de las cajas gallegas, la fusión, que fue contraindicada ante la delicada situación de ambas entidades, resultó el buque insignia de la campaña de Feijóo a las elecciones del 2009, con el lema “Solvencia e Galeguidade”. Una apuesta, la de la fusión, con un discurso más emotivo que económico, se fue materializando con una reunión en Monte Pío donde Feijóo, en el centro de la foto, actuaba de catalizador de la unión en presencia de los presidentes de ambas cajas. Unos meses después, en noviembre del 2010 se firmaba finalmente el nacimiento de NovaCaixaGalica, que necesitaría de una inyección de 1.000 millones de euros del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
Ante las presiones de la Unión Europea y la constante amenaza de un rescate desde el gobierno, se establecieron unas rígidas exigencias de capitalización a las cajas españolas, por lo que a mediados de 2011, con apenas 8 meses, Novacaixagalicia se vió abocada a la bancarización, naciendo así NovaGaliciaBanco. Pese a la publicidad, la nueva entidad duró poco más de un mes, hasta que el Banco de España decidió comprar el 93% en un claro rescate por valor de 2.454 millones de euros, una factura que fue creciendo hasta cuadruplicarse. Tras el saneamiento abundantemente regado con recursos públicos a la entidad, fue vendida (mediante puja) por menos de la octava parte del desembolso que se hiciera en su rescate. La ganadora de la puja fue la multinacional Banesco, haciéndose con la principal bolsa de negocio de los ahorros gallegos y dando lugar a Abanca, que, en palabras de su CEO Juan Carlos Escotet, los beneficios del primer año ya superaban la inversión hecha en la compra.
De esta forma fue como en apenas dos años un fondo inversionista extranjero se hizo con la principal bolsa del negocio bancario gallego y pasó a administrar los ahorros de millones de gallegas. A partir de ahí la situación es bien conocida, Abanca continuó una dinámica expansionista aumentando su volumen de negocio, y es esta dinámica de acumulación la que le lleva a fijarse en la educación universitaria. Sempre de la mano de la Xunta en un intercambio constante de favores, la empresa de Escotet lanza la propuesta de la Universidad ABANCA.
Esta estrategia supone la privatización encubierta de nuestra universidad pública, y tiene consecuencias directas en las estudiantes de enseñanzas medias que en muchos casos serán futuras universitarias, o, de forma más indirecta, en las que deciden otra salida. Además, como es tónica general en todo saqueo a los sistemas públicos, las más afectadas son siempre las capas más populares de la sociedad.
El primer y más evidente perjuicio a la clase trabajadora es la segregación que supone la presencia de una educación elitista a la que sólo unas pocas pueden acceder, llevando consigo dinero público en forma de subvenciones que estarían, obviamente, mejor destinadas a las clases populares. Pues la única vía para acceder a los estudios universitarios por parte de las clases populares es mediante becas públicas aún siendo éstas insuficientes.
Otra de las principales consecuencias que la nueva universidad privada de Abanca traerá para nosotras es el encarecimiento de las matrículas; un efecto que ya pudimos observar en otros territorios del estado español como son Madrid o Barcelona, viendo cómo las comunidades con mayor presencia de universidades privadas coinciden, casi en su totalidad, con ser también las de precios más elevados; esto debido a que, teniendo las clases altas cubierta su demanda de educación, el estado baja la financiación de la pública (alrededor de un 28% en todo el estado entre los años 2009 y 2015).
Por último, y como crítica general a la educación privada, queremos poner en duda, por muy supuestamente controlada que esté, la certificación de calidad, tanto de sus métodos como de sus contenidos, pues estos están mediados por los intereses de las instituciones capitalistas (banca, empresas, etc) que invierten en la creación de estos centros, acercando además a estos alumnos y alumnas ya favorecidas a instituciones privadas con gran peso en la sociedad capitalista, situándolos de nuevo en una posición de privilegio con respecto a las de los estratos sociales más humildes.
Por todo esto, desde Estudantes en Movemento Galiza nos oponemos rotundamente a la materialización de un proyecto de universidad contrario al interés de las estudiantes con menos recursos. Decimos no a la elitización y a la segregación de la enseñanza. La respuesta a nuestras problemáticas pasa por un financiamiento suficiente tanto del sistema educativo como de las becas, cubriendo completamente las necesidades materiales de los y las estudiantes durante sus estudios.