Desde el primer momento que empecé a decirle a las personas de mi alrededor que iba a empezar a trabajar en Decathlon me dijeron que ese sitio parecía una secta y que todas las trabajadoras tenían unas dinámicas un tanto extrañas allí dentro.
En mis primeros días trabajando anduve con más ojo y tengo que afirmar que lo que podía ser un rumor, era más real de lo que parecía a simple vista. Una de las primeras cosas que me dijeron al empezar a trabajar fue que Decathlon no era solamente una empresa, sino que era un proyecto social que tenía como finalidad el llevar el deporte a todo el mundo (si os habéis sorprendido, igual me quedé yo), y para ello los vendedores somos la pieza principal e indispensable para ese proyecto. También insistieron en que son muy eco-friendly, que había muchísima promoción interna para trabajadores, y joder, hasta que tienen unas acciones de la empresa reservadas para los trabajadores y, que según me decían continuamente, ¡no paraban de subir y de dejar beneficios!
Todo giraba en torno a involucrarte de la mayor forma posible con la empresa, haciendo ver que todo era super positivo. Me invitaron a barbacoas, a rutas en bici, salidas a la playa… ¡ incluso a una carrera de karts! Poco a poco empezó a absorberme todo eso, llegué a creer que me iban a renovar y que podía tener algún futuro dentro de esa tienda… Pasaron unas semanas hasta que un día pasó algo que me hizo abrir los ojos: ¡me encontré haciendo trabajo de la empresa fuera de mi horario laboral!
Podría parecer que al final sí que se trataba de una secta. Pero no. Dejémonos de tonterías. No es una secta, se llama explotación y políticas antisindicales.
Para analizar a fondo cuál es la realidad laboral de una empresa por todas conocida como es Decathlon vamos a hablar con Esther, delegada sindical en Decathlon España de Comisiones Obreras que lleva 20 años trabajando para este gigante de la venta de material deportivo.
L: Esther, ¿cómo es el trabajo de un vendedor de Decathlon?
E: Partimos de que viene de un pasado donde las tareas eran bastante más básicas, lo que vendrían a ser las tareas normales de un vendedor o reponedor (colocar ropa y atender al cliente). Pero con el tiempo, yo que llevo 20 años en la empresa, las tareas que realizamos hoy en día son mucho más amplias y abarcan muchas más cuestiones que dificulta estructurarse las tareas del día a día.
Las tareas hoy en día se han quintuplicado. Puedes estar atendiendo en el mismo momento a una persona que viene a la tienda como atendiendo a una persona que pregunta una duda a través de la página web, a la vez que preparar pedidos online, como incluso otras tareas que corresponden a responsables de las tiendas, como controlar las ventas, elaborar algún plan de acción para mejorar la venta de algún producto… al fin y al cabo nos lleva a asumir un rol de jefe de la tienda pero en un perímetro más pequeño. […] También ahora se han destruido las tareas de azafatas de caja o azafatos de caja, que ahora es una tarea que asumen todos los trabajadores. Son cuestiones que se van sumando.
A la vez, dentro de la empresa y de cada tienda van surgiendo proyectos en los que los vendedores también se ven inmersos, como puede ser el ecodiseño, el reciclaje o la parte de segunda mano, que son focos que la empresa se plantea a nivel de imagen y que acaban bajando en tareas para el vendedor.
Todo son tareas que se van sumando, y es que otro ejemplo es el trabajo informático y de elaboración de contenido y seguimiento de las redes sociales, que también lo llevan a cabo los propios vendedores. Unos trabajadores que se suponen que realizan trabajo no cualificado.
Yo creo que también, con el paso del tiempo, hay mucha gente que se ha ido de Decathlon a nivel de responsables de tiendas porque quizás no cobran lo que cobran en otros sitios, y que, desde mi punto de vista, las tareas han ido bajando de esos responsables a los vendedores. Se ha ido dando más responsabilidades a esos vendedores, que al fin y al cabo, cobran menos. Por lo menos eso ha sido mi percepción o lo que vamos viendo en las tiendas, porque dónde antes teníamos 7 u 8 responsables, ahora tenemos 5, que se encargan de más cosas. Pero, sin embargo, el número de trabajadores a nivel global no crece, vamos asumiendo cada vez más tareas.
Ante esto, ellos se defienden en que va subiendo la base horaria de la gente. Tenemos una base horaria un poco mísera, porque son medias jornadas, entre 25-30h la media. Yo recuerdo que en 2008, en mi centro de trabajo en las primeras elecciones sindicales, éramos como 70 personas, y ahora ráramente llegamos a las 50, así que sinceramente, dudo que eso pase.
L: Cuando yo empecé a trabajar me insistieron mucho en la idea de que el trabajo del día a día era necesario, pero que lo realmente importante eran “las misiones” individuales de cada vendedor, que son como proyectos individuales que cada vendedor desarrolla dentro de la empresa. Luego esto en la práctica era mentira, ya que tienes tanta sobrecargar de tareas que no te daba tiempo a desarrollar esa misión y casi que te veías obligado a realizarla fuera de tu horario de trabajo. ¿Qué me puedes contar sobre esto?
E: Ten en cuenta que el trabajo de venta se puede controlar en tiempo, ya que al final la venta tiene un horario definido. Pero en cambio, las misiones juegan mucho con la capacidad de cada vendedor. Al final es un poco la estrategia, de ponerte doscientas tareas más para que luego en las reuniones individuales que tienes de forma periódica con tu jefe siempre haya algo en lo que has fallado y sobre lo que tengas que dar el 200%.
Como al final la gente siempre tiene esperanza de mejorar sus condiciones y aumentar su base horaria o poder incluso mejorar de grupo profesional, se ve obligada a atajar sí o sí estas cuestiones. Un juego que al final acaba destruyendo poco a poco a todas las personas. No es posible realizar todas estas tareas a la vez, y es que al final se va viendo con un montón de bajas por ansiedad y con mucho estrés en el trabajo.
L: Yo tuve la sensación de que presionaban mucho a los vendedores para adentrarse cada vez más dentro de la propia empresa y los distintos proyectos que se desarrollaban…
E: Siempre se ha dicho que Decathlon es una secta, y es que va por ahí. Aunque no creo que sea una cuestión que se limite solo a Decathlon. […] En el fondo, si tú te sientes parte de “la familia Decathlon”, que es lo que siempre te intentan vender, cambian mucho ciertas relaciones. Por ejemplo, hemos llegado a denunciar incluso casos en los que para que una persona pueda ascender le obligan a desplazarse geográficamente. Es que, si tú te vas a un sitio donde no conoces a nadie, es muy fácil que te acabes enfocando al 200% en el trabajo ya que se convierte en lo único que tienes.
Si hasta el domingo que tienes libre te vas de barbacoa con tus compañeros o quedas para jugar al padel con tu jefe, se va formando una relación que luego es mucho más dificil de romper. Es mucho más fácil enfrentarte a un jefe que te da con un látigo a uno que te invita los domingos a cerveza.
Es un método para limar y que no haya conflicto dentro de la empresa. Hemos tenido casos en los que cuando han ido a pedirle algo al jefe con un papel por delante, con asesoramiento de un abogado por ejemplo, te respondan con un “no me esperaba esto de ti, me has faltado a la confianza” y que empiecen un juego psicológico alrededor de ruptura que supone tu comportamiento con “la familia”.
L: En el trabajo escuché mucho la expresión entre compañeros de “X persona tiene la sangre azul”, haciendo referencia a las personas que llevaban el Decathlon en la sangre y que se pensaban que iban a heredar la empresa.
E: Sí *risa*. Heredar no va a heredar ninguno la empresa, pero esos son los que luego están en el sindicato amarillo.
L: Vamos a hablar de CCOO, ¿cuáles son los principales conflictos que se dan en Decathlon y en qué está trabajando CCOO?
E: Partimos de que Comisiones Obreras no es el sindicato mayoritario en la empresa. Hay un sindicato amarillo que tiene mayoría. Esto hace que sea mucho más difícil poder conseguir cosas.
Nuestro trabajo siempre ha sido de hormiguitas, porque tampoco todos los centros están organizados. En general el comercio tiene condiciones muy precarias que hace que lo trabajadores tengan que buscarse un trabajo definitivo en otros sitios. Entras en Decathlon con 20 años, pero cuando pasan algunos años y quieres pagar una hipoteca te tienes que buscar otra cosa.
Aunque poco a poco sí que hemos conseguido cosas. Por ejemplo, la victoria respecto a los excesos de jornada ha sido una cuestión histórica para CCOO, porque hemos conseguido que, desde muchos comités pequeños y muchas personas que han ido pasando, unamos fuerzas y peleemos de forma conjunta. Hemos conseguido que todas las trabajadoras del país pueda tener presente sus excesos de jornada en el planning.
Hoy en dia, la mayoría de las complicaciones que tenemos giran en torno a la conciliación familiar. La mayoría de la gente que empieza a tener hijos e hijas le surge la necesidad de concretar su jornada. […] Estamos hablando que pasa en una multinacional con 10.000 trabajadores y que no tiene problemas con la paternidad porque sus vendedores, ya que son todos muy jóvenes y que además acaban rotando a otros trabajos.
No quieren que los trabajadores tengan unos horarios concretos. De hecho, la problemática que tenemos (ya sin ser padre y madres) son los propios turnos de trabajo, ya que no tienen ningún turno establecido. Puedes entrar a las 7h, o a las 9h, o a las 17h, o turno de cierre, o de apertura, o turno partido. Puedes descansar un lunes, o un martes, o una semana trabajas cuatro días, o que trabajas cinco. Todo esta establecido de tal forma que, además, da pie a la confusión.
Lo que no se tiene en cuenta en este tipo de trabajo son los riesgos psicosociales, que es algo a analizar en profundidad dentro de la salud laboral en una plantilla. Es que, de hecho, casi ninguna tienda tiene abordados los riesgos psicosociales de manera legal. Decathlon hace sus encuestas a los trabajadores, pero todas acaban siendo vacías y no da pie a profundizar en los verdaderos problemas.
Tenemos mucho trabajo por delante en este sentido. Tenemos muchos problemas con bajas por ansiedad. Cuando se detecta en la empresa a alguien que no tiene esa “sangre azul” se le manda directamente al “rincón de pensar”, en las que se generar un ambiente de bullying hacia ese trabajador para ponerte al resto de los compañeros en su contra. Ahora que esta tan de moda la salud mental, nunca se habla de la salud mental en el centro de trabajo, o por lo menos no lo suficiente. Muchas veces, en vez de mandarte a un psicólogo, te deberían de mandar al sindicato para organizarte y empezar a defender los derechos de los trabajadores.
L: Decathlon tiene un convenio de empresa, ¿qué me puedes contar sobre esto?
E: Es gracioso, porque ahora que hablamos mucho de pacto social y estas cosas, hay empresas como Decathlon que esto no le importa nada. Aquí las negociaciones son muy dificiles, son prácticamente inamovibles por parte de la empresa. Es muy dificil negociar algo cuando te tiras años con la misma plataforma social y la empresa con el mismo inmovilismo. […] Si vienes a caba reunión sin pretensión de cambiar nada para los trabajadores es dificil poder llegar a un acuerdo, además de que es difícil demostrar luego que no hay voluntad negociadora.
De hecho, CCOO no ha firmado este último convenio. En el momento de la negociación nos encontrábamos en una situación económica en la que ya se estaba dando pie a lo que iba a ser una inflación (no sabíamos que tanto). Para esto esta bien contar con un sindicato que tenga estructuras que tengan la capacidad de analizar estas cuestiones. En la negociación del convenio no había por ninguna parte ganas de subir el salario. […] Hoy en día sigue siendo un salario o conflicto, una cuestión que llevaríamos en un primer punto de nuestro panfleto.
El convenio lo acabó firmando solo el sindicato amarillo SGCICD. No solo era una cuestión de salario, también se daban otros retrocesos, como el de las bajas. Ahora ha aumentado hasta 18 meses el tiempo en el que si acumulas una tercera baja dejas de cobrar el complemento por incapacidad. Antes se reiniciaba cada 12 meses.
Por otro lado, con el Plan de Igualdad estamos igual. Llevamos 4 años de negociación, que debería de ser ilegal. […] Nuestro plan de igualdad se esta quedando en mínimos con respecto a los planes de igualdad de otras empresas, limitándose a cuestiones que no son cuantificables para la plantilla. Los datos estadísticos no solucionan la situación de las mujeres en la empresa. No son las cuestiones a las que nosotras aspiramos, pero es que tampoco hay la organización que tendría que haber…
L: Hay poca afiliación sindical en Decathlon, ¿no?
E: De hecho bastante menos que en otras muchas empresas del sector. Es que Decathlon es bastante antisindical. Cuando entras te dicen prácticamente todo lo que tienes que hacer.
L: ¿Cuáles son esas políticas antisindicales?
E: Evidentemente no son visibles, pero nos acaban llegando comentarios de compañeros en los que tachan a los sindicatos casi como terroristas, y mira que CCOO es un sindicato que llega a pactos sociales y que llega a acuerdos con patronales. Pero que directamente, cuando eres un delegado sindical, no recomiendan a nadie que le vean hablando contigo, porque si eso pasa ya sabes que no te van a hacer fijo, por ejemplo.
Cuando hay elecciones sindicales, la empresa hace una campaña muy grande para votar al sindicato amarillo que es solo de Decathlon. Ellos mismos venden que el resto de sindicatos es gente externa, cuando realmente somos trabajadores de la empresa, y que no sabemos como funciona la empresa, pero el que lo sabe eres tú, que te vienes a jugar al padel conmigo los domingos. Esto aleja realmente a la realidad laboral y económica del sector y del resto de empresas. Te acabas creyendo las cosas que dicen.
L: Salieron a la luz algunos casos de represión sindical en Decathlon como fue el caso en Madrid, ¿qué nos puedes contar de ellos?
E: La represión sindical para los que estamos dentro es algo que nos resulta muy obvia de ver, cuando directamente le dicen a compañeros que dejen de hablar contigo.
En Decathlon, los regímenes disciplinarios son bastante estrictos. Igual que son muy flexibles para algunas cosas, como ponerte millones de tareas, luego no existe esa flexibilidad si eres delegado sindical o estas peleando las cosas.
Hay gente que sin estar afiliada a ningún sindicato hace un verdadero trabajo sindical en su centro de trabajo peleando por sus derechos, pero a la gente que tiene ese tipo de perfil, no les pasan ninguna.
Hemos tenido casos con compañeros de CGT en Madrid con los que hemos contactado o los casos que hemos tenido aquí en Málaga conmigo, en el que por llegar tarde, por ejemplo, me han puesto sanciones de ocho o nueve días de empleo y sueldo, cuando lo normal es que cuando no estas afiliado no pase nada y que se flexibilice.
Los compañeros de CGT se han quedado finalmente en la calle por pedir que en las reuniones que se hacen periódicamente con tus superiores haya un representante sindical. Unas reuniones que muchas veces se usan para presionar a los trabajadores, pues es normal querer tener un delegado sindical cuando en esa reunión, por ejemplo, vas a pedir la conciliación laboral porque eres madre o padre. Este ha sido uno de los casos de CGT, aunque hemos tenido un montón de casos más. Luego hay que ganarlos en juicios porque realmente es muy complicado tener las pruebas necesarias.
L: Y bueno, puedes decir lo que quieras para finalizar.
E: Muchas veces como clase obrera se nos ha olvidado cuáles son nuestra herramientas para defender los puestos de trabajo y tener mejores condiciones de vida. Estamos todo el día escuchando cosas como la subida de los precios, pero realmente lo que más esta en nuestra mano es defender los derechos laborales organizándonos y exigiendo una mayor remuneración por este trabajo que tenemos. […] Hay trabajos muy precarios donde no se corresponden los salarios de la gente con los millones de beneficios de estas empresas.
Yo creo que la herramienta que hemos tenido históricamente es la huelga. Hoy en día hay una desmovilización general y no estamos viendo que esta es nuestra herramienta. En cada centro de trabajo y en cada sector en el que nos organizamos se ve como poco a poco se van consiguiendo cosas, paso a paso. Entre todos los trabajadores de las distintas empresas y sectores unidos conseguiríamos muchas más cosas. El único camino es organizarse y luchar por los derechos laborales.
L. Aguilera, ex trabajador de Decathlon.