Regularmente, a lo largo de la historia, siempre han aparecido tendencias en el seno del movimiento obrero que defendían la necesidad de que este estuviera fragmentado. Estas posiciones no son novedosas pues incluso durante la Segunda República, existían dos grandes centrales sindicales: la UGT y la CNT, que llevaron al movimiento obrero a estar escindido y, no en pocas ocasiones, enfrentados.
Es claro que la falta de unidad en la lucha es un obstáculo, no solo para librar las más grandes y decisivas batallas de la clase obrera, sino hasta para conseguir las reivindicaciones más básicas.
Si queremos arrastrar a otras capas populares para que la clase obrera ejerza ese papel dirigente de la sociedad, es una condición fundamental su cohesión y su capacidad de lucha, sobre todo para conseguir la victoria en las condiciones más adversas. Siendo por supuesto, una condición necesaria si queremos sustituir el Estado capitalista por uno socialista. Y es que no debemos nunca olvidar que la fuerza de la clase obrera reside en su grado de cohesión, en su unidad y en la lucha contra los explotadores.
Era importante introducir esto para comentar la noticia sobre una nueva “Plataforma Sindical Plural” que apareció anunciada en un artículo de Vozpopuli. Esta plataforma constituida por Unión Sindical Obrera (USO), Fetico, Sindicato de Enfermería (SATSE), Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE), Confederación de Cuadros y Profesionales (CCP), Sindicato de Técnicos de Hacienda (GESTHA) y Confederación de Seguridad Local (CSL), aseguran defender “la regeneración del modelo sindical del país, la eliminación de los privilegios concedidos durante 40 años al bisindicalismo (CCOO-UGT)” y para ello plantean que “es necesaria una reforma legislativa que devuelva a la idea de la pluralidad sindical”.
Volvemos a encontrarnos en el seno del movimiento obrero con posiciones que defienden a ultranza la necesidad de la fragmentación del propio movimiento.
Y frente a esta situación debemos preguntarnos, ¿qué hay de bueno en fragmentar más aún el movimiento obrero? ¿No se estará confundiendo el pluralismo político con el pluralismo sindical, como si fuesen cosas naturales y lógicas en una democracia?.
Lo primero que debemos analizar es que el movimiento obrero sindical es homogéneo en lo productivo y económico, y reivindicativo y heterogéneo en lo político e ideológico. Por ello, se puede justificar la existencia de varias organizaciones políticas pues la existencia de estas depende de factores objetivos (la existencia de diferentes clases sociales) y factores subjetivos (diferentes tendencias ideológicas o de opinión, organizadas o no).
Para la existencia de una única organización política de la clase obrera sería necesario antes una cierta homogeneidad ideológica, ya que un partido político, y en concreto un partido comunista, es homogéneo en lo político e ideológico y es conciencia organizada de la vanguardia. Además, su fuerza nace de la justeza de su línea política (toma de posturas globales sobre problemas de la sociedad y de las soluciones políticas concretas que propone), en su capacidad de que las masas, libremente, la hagan suya, y en que las masas de afiliadas transmitan su política y sus ideas. Sin embargo, una organización sindical es una cosa muy distinta y su fuerza y su razón de ser, derivan de su carácter de masas sobre la base objetiva de esa homogeneidad de la clase obrera en lo económico y en lo productivo. Es decir, su debilidad y su ineficacia nacen de su atomización, de su división en varias centrales sindicales que compitan entre sí y que, como actúan sobre la misma base de trabajadoras, al final acaben enfrentándose. A mayores, no debemos olvidar que la patronal se esfuerza por acentuar estas diferencias. Por lo tanto, podemos afirmar que no hay ninguna justificación real para defender la existencia de varias centrales sindicales.
Llegados a este punto, es necesario hacer algunos comentarios sobre la pluralidad sindical que, como acabamos de comentar, a veces se confunde con la pluralidad política existiendo además múltiples intereses para mantener fragmentada a la clase obrera y enfrentada entre sí. Ante esto hay que señalar que nunca ninguna de las personas que defienden a ultranza la necesidad de esa pluralidad sindical, enarbolando la bandera de la democracia, ha invitado a la patronal a tener también una pluralidad de organizaciones, compitiendo y enfrentándose entre ellas, para considerar que son verdaderamente libres. A nadie se le ocurriría decir que debería haber diferentes colegios profesionales para las diferentes ideologías. Y es que si, hasta la trabajadora o el trabajador menos politizado entiende la necesidad de la lucha unida, no hay situación más favorable para la patronal que tener en frente toda una amalgama de organizaciones sindicales enfrentadas entre ellas.
Por lo que respecta a la conciencia de clase de las trabajadoras, se desarrolla de forma desigual y, como ya se ha comentado, es muy diversa en cuanto a su composición. La clase dominante, para conseguir dividir a la clase obrera, utiliza todos las herramientas a su alcance como los medios de comunicación, el aparato estatal o privilegiar a ciertos sectores de la clase obrera frente a otros (lo cual es mucho más sencillo cuando hay varias organizaciones sindicales).
Frente a los peligros de la división del movimiento obrero, las militantes comunistas (como parte del movimiento obrero sindical) tienen la obligación, como cualquier otra trabajadora, de respetar, con gran sensibilidad y cuidado, los acuerdos, la disciplina y la unidad de este.
No respetar las diferentes opiniones políticas en el seno del movimiento obrero hace imposible la unidad del movimiento obrero sindical. Siguiendo estos principios es posible unir a trabajadoras y trabajadores de concepciones ideológicas diferentes y conseguir una buena colaboración para alcanzar los grandes objetivos de toda nuestra clase basándonos en la democracia obrera que ha sido y es la característica esencial del movimiento obrero sindical.