Comité Executiu de la Joventut Comunista de Catalunya (JCC)
Cierre del ciclo político
Nos encontramos en ese claroscuro que señalaba Gramsci donde aparecen los monstruos, el interregno. Se pone fin a un ciclo y se asientan las bases del siguiente. El ciclo político del 15-M y el 1-O que se iniciaba hace ya 10 años empezó con el objetivo de tumbar el régimen del 78 con movilizaciones en las plazas con gritos de transformación política y manifestaciones masivas reclamando el derecho a la autodeterminación, y termina, de forma simbólica, con la salida de Pablo Iglesias del gobierno de coalición de UP-PSOE y con la entrada de Pere Aragonès en la presidencia de la Generalitat, a cargo de un gobierno de coalición ERC-Junts de tenue equilibrio.
Ha sido una etapa fuertemente marcada por la idea de que otra política era posible y donde miles de personas se sintieron interpeladas a participar en política, además de un ciclo donde la crisis territorial del Estado Español, y en concreto en Catalunya, ha comportado una politización -españolista- de la justicia y la represión por parte de la maquinaria del Estado sobre la sociedad catalana. Y a pesar de las oportunidades que se abrieron para “conquistar el poder para el cambio”, la izquierda tanto catalana como estatal no ha dado una respuesta rupturista a la crisis económica e institucional, sino que, una vez más, ha sido el sistema el que ha conseguido adaptarse y reconfigurarse, permitiendo pequeños cambios y transformaciones en vez de una alternativa organizada y real al orden establecido en 1978.
Este cierre de la crisis de régimen pone de relieve cómo ese impulso transformador y constituyente del ciclo del 15-M y del 1-O se ha agotado. Dicha crisis se mantiene abierta por el conflicto territorial, en Catalunya y en otros puntos del Estado. No sólo en las reivindicaciones, aún no resueltas, de las naciones históricas, sino también en la dicotomía “Madrid vs España Vaciada”. No es extraño que aparezcan plataformas como Soria ¡Ya! o Teruel Existe que llegan a tener incidencia institucional. También, son destacables los triunfos en elecciones autonómicas del BNG o de EH Bildu, recogiendo victorias de buena parte de una izquierda que se había presentado como rupturista con el régimen y que ha acabado sosteniéndolo en una de las mayores crisis de su historia no sólo desde la vertiente nacional, sino también renegando del modelo republicano.
Sin embargo, en Catalunya, las fuerzas independentistas, lejos de dar batalla por conseguir reabrir la crisis de régimen del régimen del 78, libran (entre ellas) su batalla por la hegemonía del espacio independentista y del catalanismo político y el liderazgo en términos electorales y discursivos, dejando atrás la sociedad movilizada y ahogando cada vez más la posibilidad de construcción de una alternativa a medio plazo. En definitiva, las izquierdas estatales salen débiles de este final de ciclo, y es en la lectura en clave soberanista donde se encuentra la fuerza para librar la batalla que plantea este inicio de nuevo ciclo político. Es necesaria una respuesta republicana a nivel de todo el Estado Español que pivote sobre estas fuerzas soberanistas o no habrá reapertura de la crisis de régimen, de la misma forma que no habrá posibilidad de procesos de autodeterminación unilaterales.
Apuesta republicana
Los y las jóvenes comunistas apostamos por un movimiento republicano que supere el actual movimiento por la Tercera República, ya que es necesario superar la fase memorialista del movimiento actual. Una apuesta republicana que no tiene que ser un calco del pasado ni tampoco un mero ejercicio de memoria, sino que tiene que ser herramienta para construir la alternativa a un régimen caduco, corrupto y oligárquico. Es elemental generar una hegemonía republicana que impregne la vida de la clase trabajadora, en todo el Estado Español, y especialmente allí donde la hegemonía neoliberal lleva décadas cociéndose a fuego lento, como en la Comunidad de Madrid, donde la batalla cultural, viendo la campaña y los resultados en las últimas elecciones, tiene un ganador claro. En definitiva, situar una utopía republicana y socialista como solución a la distopía oligárquica neoliberal en la que vivimos.
Los y las jóvenes comunistas apostamos por propuestas republicanas, en plural. Es por eso que la construcción de lo que conocemos como Tercera República debe empezar por cambiar su número gramatical y hablar de repúblicas. De hecho, se puede observar una mayor aceptación de una hipotética república entre los pueblos del Estado cuyas construcciones nacionales son de base republicana. La realidad nacional del Estado Español es diversa, y el centralismo ha sido freno para que los diferentes pueblos del Estado se pudiesen emancipar plenamente y, con ello, su clase trabajadora.
Por ambos motivos, la Joventut Comunista de Catalunya apuesta por la construcción de una República Catalana que, desde su plena soberanía y libertad, pueda confederarse con el resto de naciones y pueblos de España. Apostamos por un modelo confederal basado en la libre adhesión y en la defensa del derecho de autodeterminación de todos los pueblos que la conformen, como así recogió nuestro documento congresual del Manifest-Programa del pasado III Congreso (julio 2020).
La juventud organizada tiene que ser palanca para no apuntalar el cierre de la crisis de régimen y conseguir materializar estas propuestas republicanas para construir esta utopía. Pero, ¿de qué forma nos encontramos? Consideramos que las fuerzas juveniles de la izquierda transformadora, actualmente, no tienen capacidad de librar esta batalla de forma individual. Y es que este ciclo ha sido un terremoto organizativo. Para muestra, un botón: la propia JCC no existía con el estallido del 15M, y es que el proceso de Unidad Comunista en Catalunya aún era un embrión en el 2011.
Articular la respuesta: ¡organicémonos!
Salimos de este ciclo sin una herramienta unitaria que permita esa apertura de una nueva crisis del régimen. Queremos hacer un repaso de las experiencias en las cuales hemos participado en la última década y hacer una propuesta abierta para afrontar el próximo ciclo.
Empezando por la propia fundación de la JCC en 2014. Valoramos positivamente el proceso de Unidad Comunista por el cual Joves Comunistes (juventud del PSUC-viu y referente de la UJCE en Catalunya) y los CJC-Joventut Comunista (juventud del PCC) refundaron la JCC, siendo ésta el referente catalán de la UJCE durante un breve periodo de tiempo. Este proceso se enmarcó desde la UJCE en una serie de procesos de unidad con diferentes juventudes comunistas que tenían como referente el PCE de diferentes CCAA (JCA en Andalucía, JCPV en el País Valencià, etc.). Lamentamos que las relaciones con la UJCE se truncaran fruto de la creación de la JSUC (nueva juventud del PSUC-viu) en Catalunya como nuevo referente de la UJCE en 2015.
En el movimiento estudiantil, hemos participado activamente, vía AEP, en Estudiantes en Movimiento. Una experiencia que sin duda es positiva, pero que a nuestro entender tiene una deficiencia principal, que es que existe un debate no resuelto dentro de la plataforma: ¿es EeM o debe ser un sindicato estudiantil estatal, o un encuentro de sindicatos y asociaciones del estado? Este mismo debate llevó a los CJC (juventud antes del PCPE, ahora del PCTE) a impulsar una escisión de EeM, que se originó primero en Catalunya, el Frente de Estudiantes, fracturando así el movimiento estudiantil estatal. De la misma forma, no compartimos con las compañeras de la Esquerra Independentista la visión de un sindicato que se entronca directamente en la estructura partidaria del independentismo.
Nuestra apuesta sigue siendo la articulación de un sindicato nacional y de clase que, a su vez, pueda coordinarse en un encuentro estatal de organizaciones estudiantiles. Dicha apuesta va vinculada al impulso de AEP, y entendemos que AEP no puede replegarse a ser la herramienta exclusivamente del comunismo catalán en el movimiento estudiantil, por eso celebramos que Confluència Jove haya revalidado su apuesta por participar en AEP, y también que Jovent Republicà (juventudes de ERC) haya decidido tomar AEP como referente. Asimismo, celebramos la construcción de herramientas locales como Fem-la Pública UB, candidatura que aglutina a compañeras del SEPC, de AEP y de las asambleas de facultad y que recientemente ha revalidado su posición como candidatura ganadora de las elecciones de la mayor universidad de Catalunya.
En el movimiento obrero, valoramos positivamente la experiencia de participar en los jóvenes de CCOO, concretamente, asumimos con ilusión nuestra participación en la dirección de Acció Jove (jóvenes de CCOO Catalunya), junto con compañeras de Confluència Jove y OCR. Esto permite encontrarnos estatalmente tanto con los camaradas de la UJCE como de los CJC, pero nos limita a trabajar con las compañeras de la Esquerra Independentista, pues actualmente apuestan por reforzar sindicatos independentistas por encima de participar en el primer sindicato nacional y de clase que representa la Comissió Obrera Nacional de Catalunya (CCOO Catalunya).
En otros ámbitos, como por ejemplo el movimiento por la vivienda, existen experiencias previas como la PAH, donde la juventud no se vio representada. Sin embargo, el ascendente movimiento en defensa de un alquiler digno ha puesto este movimiento encima de la mesa. Saludamos, desde nuestra participación en Barcelona, la creación de los diferentes sindicatos de inquilinas en las diferentes ciudades del estado, aunque constatamos que no existe ninguna herramienta de coordinación de esta lucha social.
En materia de solidaridad internacional, queremos destacar positivamente el encuentro que supone la Federación Mundial de la Juventud Democrática, y la labor histórica que hemos desarrollado conjuntamente con los camaradas de la UJCE y los CJC, tanto en los Comités Nacionales Preparatorios de los diferentes Festivales Mundiales de la Juventud y los Estudiantes, como en las diferentes campañas de solidaridad promovidas por la FMJD. Sin embargo, consideramos que falta popularizar dichas campañas entre el resto de juventudes democráticas del estado llevando la misión de la Federación más allá de la órbita comunista. A nivel catalán, destacamos el impulso de la Brigada Vilma Espín, brigada joven catalana a Cuba que impulsamos junto a las compañeras de Jovent Republicà este año y al que esperamos que se puedan sumar más personas y organizaciones en ocasiones futuras. También valoramos positivamente los diferentes comunicados y actos de solidaridad con los pueblos del mundo que hemos ido trabajando con diferentes organizaciones catalanas como JR, La Forja, ARRAN y la JSUC, esperamos poder consolidar dicho movimiento internacionalista catalán en un futuro próximo.
Finalmente en el ámbito institucional, desde nuestra participación activa en los diferentes consejos estudiantiles y juveniles, especialmente los de ámbito local (universidades y municipios), reconocemos las limitaciones de las estructuras de coordinación de dichos consejos. Tanto el CJE como el CEUNE están muy alejados de las reivindicaciones de los jóvenes de clase trabajadora, y usualmente están cooptados por juventudes políticas afines al régimen, limitando su capacidad de ser correa de transmisión de políticas juveniles realmente eficaces. Asimismo, a nivel electoral, valoramos positivamente el camino que tomó Comunistes de Catalunya, nuestro partido, en sus debates internos para la construcción de un Frente Democrático y Social. Dicho camino nos ha llevado en nuestra breve existencia a encontrarnos primero con los jóvenes de los comunes, ahora Confluència Jove, en diferentes experiencias electorales, y finalmente con Jovent Republicà en las pasadas elecciones generales, y esperamos que nos siga llevando a compartir espacios con diferentes organizaciones para constituir una verdadera unidad popular en Catalunya.
Llegados a este punto, los y las jóvenes comunistas tenemos el deber de articular propuesta política y de dotar de un programa de mínimos para movilizar a la juventud de clase trabajadora para romper el cerco en el que nos encontramos en este final de ciclo. Por este motivo, desde la JCC agradecemos a las compañeras de la Revista Agitación este espacio de reflexión colectiva. Creemos firmemente que dicho esfuerzo no debe acabar aquí: hay que profundizar el debate político, y por eso se debería trabajar para concretar un encuentro estatal de juventudes y entidades juveniles democráticas, progresistas y anticapitalistas del Estado Español que pueda trabajar en torno a un programa movilizador de mínimos que reabra posibilidades de lucha para el siguiente ciclo político.
En este sentido, creemos que el punto de partida de reivindicaciones de mínimos para tratar en dicho encuentro podrían ser:
- Campañas contra la precarización juvenil en materia laboral: temporalidad, falsos autónomos y prácticas no remuneradas.
- Campañas por el derecho a una vivienda digna: contra la subida de los alquileres y los modelos de infravivienda.
- Hacer que el movimiento feminista organizado vaya más allá de dos fechas en el calendario: trabajar por crear un movimiento feminista fuerte y cohesionado y contra la violencia machista.
- Abordar el ecologismo desde la conciencia de clase, propuestas para la viabilidad o no de un Green New Deal y la más que necesaria implementación de las teorías del Decrecimiento.
- Realizar campañas por los derechos del colectivo LGTB y construcción de un cordón sanitario contra las violencias hacia el colectivo, desarrollando un plan para asegurar la visibilidad del colectivo y asegurando la aprobación de una Ley Trans que responda a las necesidades.
- Trabajo unitario contra el auge de la extrema derecha: huir de la estrategia usada en Madrid, dejar de hablar de generalidades, de grandes confrontaciones en el mundo de lo abstracto, y ganarle al fascismo en el día a día, combatiendo sus bulos sin tapujos.
- Situar el debate sobre las repúblicas fuera del memorialismo histórico, por ejemplo, celebrando referéndums populares sobre el modelo de estado. Situar el derecho a la autodeterminación como parte troncal del movimiento republicano.
Un nuevo ciclo no se abrirá cuando nosotros lo deseemos, sino que lo único que está en nuestras manos es prepararnos, organizarnos para que, cuando llegue el momento, no nos pille a pie cambiado. Tenemos la responsabilidad histórica de estar a la altura, de ofrecer una organización fuerte, respetuosa y que ataque de raíz los problemas de la juventud de la clase trabajadora. Este artículo pretende ser solo una humilde aportación, desde Catalunya, al debate. Un debate que esperamos que, bien pronto, se abra.