Aritz Rodríguez Galán,
Presidente de la Federación Mundial de la Juventud Democrática (FMJD)
La Unión Europea aborda mediante su Conferencia sobre el Futuro de Europa – la cual se produce en un contexto de crisis interna, tanto económica y sanitaria como de tensiones entre los distintos segmentos de las burguesías europeas– el enésimo debate sobre qué es y qué debe ser esta alianza. El movimiento juvenil internacional –a través de su mayor expresión, la Federación Mundial de la Juventud Democrática– no es ni ha sido ajeno a estos debates fundamentales sobre la Unión Europea. Si bien es cierto que algunos vacíos en la documentación de esta organización internacional generan dificultades analíticas, se puede observar un desarrollo político claro en la caracterización de la Unión Europea a lo largo de sus 75 años de historia.
Orígenes de la FMJD y la UE
Podría decirse que la historia de la Federación Mundial de la Juventud Democrática y la Unión Europea se desarrollan en paralelo –cuando no de forma enfrentada– ante una coyuntura idéntica pero con pretensiones totalmente antagónicas. El fin de la Segunda Guerra Mundial conllevó un nuevo escenario que obligó a las clases dominantes y a las fuerzas del campo popular a repensar cómo enfrentarlo. Mientras que las clases dominantes en Europa y Estados Unidos emprendieron el proceso de establecimiento de alianzas que permitiese la reconstrucción en términos de desarrollo de las fuerzas productivas en un continente europeo debastado por la guerra, el movimiento juvenil internacional afrontaba el debate sobre cómo enfrentar el auge de las fuerzas reaccionarias y nazi-fascistas y de las guerras imperialistas.
Este desarrollo coincidente coyunturalmente no lo fue en cuanto al fondo. Desde sus primeros años de vida, la Federación Mundial de la Juventud Democrática sufrió amplios intentos de sabotaje por parte de las burguesías europeas. Por ejemplo, el segundo Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes celebrado en Budapest en 1949 y el tercero en Berlín en 1951 se dieron en un escenario de oposición a las maniobras imperialistas en Asia, con especial mención a la intervención estadounidense en Corea y a la guerra colonial francesa en Indochina.
Esta oposición antiimperialista supuso que las burguesías europeas hicieran todo lo posible para boicotear a la Federación Mundial de la Juventud Democrática y al movimiento de los festivales, bloqueando el acceso a los mismos, denegando la entrega de visados a la asistencia, militarizando la zona de celebración y lanzando panfletos contra los Festivales Mundiales de la Juventud y los Estudiantes durante los mismos. El culmen de las tensiones podría fijarse con la celebración de la 6º edición, la cual tuvo lugar por primera vez en la patria de la Revolución de Octubre en 1957 en plena Guerra Fría. La preocupación de las clases dominantes por el impacto negativo que este festival pudiera tener en su campaña anticomunista y proimperialista llevó a que incluso el Consejo de Atlántico Norte (principal órgano de decisión política de la OTAN) a discutir la posibilidad de crear un festival de la juventud alternativo que confrontase con el de la FMJD y dividiese la unidad del movimiento juvenil internacional.
Por lo tanto, la confrontación de la Federación Mundial de la Juventud Democrática con las maniobras imperialistas de las burguesías europeas –así como de Estados Unidos y de la OTAN– han estado presentes desde sus orígenes. Ahora bien, es en la historia reciente de esta organización internacional cuando encontramos mayor riqueza en el desarrollo político sobre la caracterización de estas fuerzas imperialistas. Especialmente tras la década de los 90 –una vez superada la crisis generalizada que vino tras la caída del bloque socialista que afectó al conjunto de los movimientos transformadores, antiimperialistas, etc.– es cuando la FMJD recupera el músculo que se vio amenazado y puede ahondar en estos debates.
La UE ante la hegemonía estadounidense tras la caída del bloque socialista
En la resolución política de la 15ª Asamblea General de la Federación Mundial de la Juventud Democrática, celebrada en 1999 en Chipre, queda patente el contexto de hegemonía del imperialismo estadounidense en el cual se desarrolla. Esto se hace evidente en la focalización de Estados Unidos como principal fuerza imperialista y su capacidad de imponer sus intereses a aliados y dominados a través del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la OTAN y demás estructuras serviles. La Unión Europea, la cual con el Tratado de Maastricht de 1993 acababa de abandonar el nombre de Comunidad Económica Europea y había dado un paso decisivo hacia convertirse en lo que hoy conocemos, es presentada como aliada de Estados Unidos.
A raíz del desarrollo de estructuras que evidenciaban la consolidación de la Unión Europea, no solamente como un tratado comercial al uso sino como una alianza imperialista estable, es cuando se aborda una complejización de esta hegemonía estadounidense y sus aliados. La primera complejización se produce en la 16ª Asamblea General del 2003 en Cuba. Si bien mantiene la caracterización de «Estados Unidos y sus aliados» que evidencia la continuidad de la hegemonía estadounidense, se explicita la existencia de varios «centros imperialistas» entre los cuales se encuentra también la Unión Europea, evidenciando así que si bien es aliada de Estados Unidos, posee ese nivel de autonomía y relevancia.
El intento fallido de Constitución Europea como hito
El gran salto cualitativo, sin duda alguna, se produce al calor del intento de creación de una Constitución Europea en 2005. Es innegable que el rechazo de Francia y Países Bajos a la Constitución Europea –los cuales tumbaron este proyecto– generaron una gran crisis interna en la UE e, igualmente, supuso un empujón para las posiciones que venían impugnando esta alianza imperialista.
Desde un primer momento, la FMJD actuó en consecuencia con los análisis realizados hasta la fecha y mostró su rechazo a este nuevo paso de consolidación de esta alianza imperialista. Sirva de ejemplo el Consejo General de la FMJD celebrado en 2004 en Chipre en el que se afirmaba que la Constitución Europea suponía «seguir dando pasos hacia la implantación de políticas neoliberales en la UE, incrementar la brecha entre países, y ahondar en la explotación de la clase trabajadora, de los pueblos y de la juventud». Es más, posteriormente incluso felicitaría la victoria popular del «no» a la Constitución Europea en el referéndum en Francia y Países Bajos.
Para poder enfrentar el escenario posterior a este proceso constituyente fallido, la incipiente crisis de la UE y el Tratado de Lisboa en marcha, en 2007, en la 17ª Asamblea General celebrada en Vietnam, la Federación Mundial de la Juventud Democrática aborda una de las mayores profundizaciones en el debate sobre la UE. Se desarrollaron en mayor profundidad algunas ideas que venían estando presentes, marcando así una caracterización que sería clave en las Asambleas Generales venideras. Estas podrían resumirse en los siguientes ejes:
- La caracterización de la UE como alianza imperialista: Asumiendo el papel de Estados Unidos como fuerza imperialista dirigente, se profundiza en la caracterización de la Unión Europea como centro imperialista. La Unión Europea entraría en la categoría que se señala de las distintas alianzas que en ocasiones establecen las burguesías nacionales para coordinar políticas y la economía, no exentas de contradicciones internas como en ocasiones sucede entre los dos países dominantes, esto es, Francia y Alemania. En ese sentido, se destaca el papel jugado por la UE en la imposición de medidas –tanto a su propia clase trabajadora como internacionalmente– de carácter neoliberal, en el recorte de derechos de la clase trabajadora, etc. en beneficio de los intereses de los grandes monopolios europeos. Igualmente, se denuncia la acción de la UE en las injerencias y guerras imperialistas para someter a los pueblos del mundo a sus intereses.
- La relevancia de su relación con Estados Unidos y la OTAN: Como se comentaba, la alianza con Estados Unidos y la OTAN es clave para entender la UE. En ese sentido, se señala la estrecha colaboración –operaciones militares conjuntas, bases militares compartidas, etc.– que vienen protagonizando la UE, EEUU y la OTAN para «subordinar a los gobiernos a los intereses económicos, militares y políticos de la estrategia de dominación mundial del gran capital» y así conseguir «sus objetivos de apropiación de recursos naturales y energéticos para consolidar y extender su influencia en zonas de enorme importancia estratégica».
- La impugnación de la UE: Esta crítica a las políticas de la UE se sustenta sobre los siguientes puntos. En primer lugar, una de las críticas más recurrentes es al papel de la UE en la militarización del mundo y de la propia UE. En ese sentido, la impugnación del ejército europeo, a las bases militares de EEUU, la OTAN y la UE, las grandes partidas destinadas a la política de defensa en los presupuestos, etc. son especialmente relevantes. En segundo lugar, con respecto a la criminal política migratoria de la UE, se impugna el modelo de «”UE fortaleza” donde las personas pueden ser encerradas en la cárcel por ser inmigrantes». Además, se critica el uso de las personas migrantes «como mano de obra barata sin ningún tipo de seguridad social u otros derechos» y el aumento de «la discriminación y la represión hacia ellas». En tercer lugar, otro de los ejes de crítica es el carácter abiertamente antidemocrático de las instituciones europeas. Es obvio que el carácter imperialista de las mismas ya impugna cualquier atisbo de democracia, pero la existencia de instituciones inútiles y sin capacidad alguna de influir como el Parlamento Europeo vienen a evidenciar más si cabe esta idea. Otro eje clave, en tanto que es un elemento ideológico recurrente, es el carácter anticomunista de la UE expresada a través de distintas resoluciones de organismos de la UE e intentos de ilegalización de organizaciones miembro de la FMJD. En último lugar, en coherencia con el carácter imperialista de la Unión Europea, nace la crítica al carácter de clase de esta alianza que únicamente defiende los intereses de los grandes monopolios y desarrolla grandes políticas antiobreras tales como recortes en derechos de la clase trabajadora y las privatizaciones de servicios públicos.
La UE y la FMJD ante la coyuntura actual
Es innegable que la UE atraviesa una de las situaciones más complejas en años. A la brecha abierta por el Brexit se le unen los problemas derivados de la crisis económica y sanitaria, las dificultades para sacar adelante una medida tan clave como son los conocidos como «fondos COVID-19» (Marco Financiero Plurianual 2021-2027 y NextGenerationEU) y un cada vez más evidente declive en la relevancia internacional de la UE como agente.
La Conferencia sobre el Futuro de Europa se celebra en un momento de gran descrédito de la UE. En base a una encuesta del Eurobarómetro, el 48% no tienen interés alguno en participar en las distintas dinámicas enmarcadas en la Conferencia sobre el Futuro de Europa; el 92% cree que la voz de la ciudadanía debería tenerse más en cuenta; y solamente un 27% están de acuerdo con la Unión Europea actual frente a un 26% que son escépticos o contrarios a cualquier tipo de UE.
Estamos ante el enésimo intento de refundación de la UE y, como en todas las ocasiones anteriores, el fin no es «democratizar la UE», sino aplacar las contradicciones que atraviesa para garantizar la continuidad de los beneficios de las burguesías europeas. El papel de quienes somos conscientes del carácter imperialista de la Unión Europea y la imposibilidad de reformarla se torna, por lo tanto, fundamental para evidenciar las verdaderas pretensiones tras esta conferencia en particular y la Unión Europea en general.
Aunque todavía con una implantación popular insuficiente, las organizaciones miembro de la Federación Mundial de la Juventud Democrática en el continente europeo cada vez comienzan a posicionar más rotundamente entre la juventud la necesidad de ruptura con la Unión Europea. La 20ª Asamblea General de 2019 en Chipre, celebrada en el marco de esta crisis de la UE, recogía la necesidad de plantar cara a la Unión Europea en tanto que alianza imperialista y enemiga de los intereses de los pueblos del mundo, y mostraba el apoyo al derecho de los pueblos a salirse de cualquier alianza imperialista como vía para seguir avanzando hacia su destrucción.
No cabe duda alguna de que el movimiento juvenil antiimperialista y, por ende, la Federación Mundial de la Juventud Democrática y sus organizaciones miembro, jugaremos –y debemos jugar– un papel clave de confrontación ante este nuevo intento de recomposición de las clases dominantes europeas.